Los lunes la decisión de comenzar la dieta está entre mis prioridades, y la verdad que desayuno mi café con leche desnatada o incluso de almendra, mi sacarina y 1 galletita integral para que parezca que hay algo.
A la hora estoy orgullosa de mí de que al fin lo he conseguido, ¡me he puesto a dieta!.
Intento estár ocupada en el trabajo para no acordarme de nada que masticar, hasta que llegue mi almuerzo...mi manzana limpia, pelada y cortadita que me he preparado a buena mañana. ¡Me sabe a gloria!, tenía un hambre que casi me como los bolis, pero claro es el primer día, mi estomago se acostumbrará a comer menos.
Mediodía mi ensaladita y mi pechuga a la plancha. Aún feliz ,(de que igual algún gramo de grasa me he quitado ya), llego a casa.
Mi problema de los lunes está ahí, en el mismo sitio y a la misma hora...
Abró a lo largo de la tarde varias veces la nevera, intento convencerme de que lo he hecho bien hasta ahora.
Me como otra manzana para engañar a mi estomago...pero no, de nuevo no puedo, y me meriendo el desayuno, el almuerzo y la comida.
¿Cuántos lunes has empezado la dieta?
El próximo empiezo yo...
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