Que levante la mano quien no haya tenido que hacer de peluquera/o en casa en los meses que estuvimos confinados. Porque claro ahora ya de maravilla con nuestros peluqueros, pero cuando no podían trabajar... mis canas eran mis enemigas y los tintes de casa peor.
Un arcoiris en la cabeza parecía que tenía. Iba a por tinte y no había el que me había comprado el mes anterior, así que cogía otro. Cuando lo vió mi peluquera no sabía como sacar a flote mi pelo. Pero después de unos meses,todo vuelve a la" nueva normalidad" por mi cabeza, LAS CANAS. No se vosotras si ya os han salido alguna, yo lo llevo muy muy mal.
Y encima todas las que salen a la altura de la frente que es donde más se ven. Habrá que vivir con ellas, ya no hay vuelta atrás.
Y en el confinamiento,¿qué me decís de los cortes de pelo? .A los chicos de mi casa era como una venganza maquiavélica, que pobres, solos se les veía las orejas de tan poco pelo.
pero vaya, la experiencia no estuvo mal, pero donde esté un peluquero que se quite la experiencia/aventura.
Seguro que tu también has tenido que teñir o cortar
Si la verdad que esos meses tuvimos que reinventarnos profesionalmente y ser pluriempleado sin cobrar.
¿Quién no ha sido profesor? Niños con deberes en casa.
¿Quién no ha sido psicólogo? Familiares, amigos, pareja, hijos...todos hemos tenido momentos de desahogo con alguien cercano.
¿Médico/enfermero? Entre las veces que habré tomado la temperatura por si acaso y las veces que he tenido que tirar de remiedos de la abuela porque los del centro médico estaban "missing"...
Y qué me decís de la repostería, ya sé que pensábais que no era lo vuestro, pero mira por donde que no os toco otros coj... que apreder, o ¿no? Hemos aprendido a hacer bizcochos, magdalenas, tartas,....
Más nos hubiera merecido la pena ser dietista o nutricionista. Seguro que bien pocos no cogieron un kilito o más de más.
Así seguiría con un sin fin de profesiones en las que hicimos un pequeño "cameo", en le película que nos ha tocado vivir, seguro que nadie se hubiera atrevido a rodarla por parecer tan subrealista. ¿Quién nos iba a decir que sufririamos por quedarnos hasta sin papel del baño?
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